Fluoxetina, ¿para qué sirve?
Quien no haya oído hablar de la Fluoxetina, seguro que lo ha hecho del Prozac cuando dio nombre al “bestseller” de Lou Marinoff Más platón y menos Prozac. Prozac es el nombre comercial que eligió la farmacéutica Eli Lilly en 1987 cuando sacó al mercado el primer antidepresivo de la familia de los ISRS. Casi 40 años después, la Fluoxetina sigue siendo uno de los antidepresivos más prescritos por su versatilidad, eficacia y características singulares.
Historia de la Fluoxetina/ qué había antes de la fluoxetina
Como hemos visto antes, Fluoxetina bajo el nombre comercial de Prozac fue el antidepresivo pionero de los ISRS.
Los antidepresivos anteriores a Fluoxetina, conocidos como antidepresivos tricíclicos e IMAO, fueron descubiertos por serendipia en la década de 1950. Como antidepresivos eran muy eficaces, pero presentaban efectos secundarios potencialmente graves:
Los IMAO (inhibidores de la monoaminooxidasa) pueden tener interacciones graves con otros medicamentos y con algunos alimentos. Las personas en tratamiento con IMAO no pueden tomar otros antidepresivos conjuntamente y deben evitar alimentos ricos en tiramina (quesos curados, carnes procesadas, pescados ahumados, extractos de levadura…). La interacción de la tiramina con los IMAO puede provocar un peligros aumento de la tensión arterial, por tanto, las personas en tratamiento con IMAO tenían que evitar distintos tipos de alimentos.
Los antidepresivos tricíclicos no requieren una dieta restrictiva como los IMAO porque no interactúan con la tiramina. En cambio, los tricíclicos pueden producir efectos secundarios graves, como arritmias; por lo que deben utilizarse con mucha precaución en personas con enfermedad cardiaca. Además, es frecuente que los tricíclicos provoquen otros efectos secundarios, no graves pero frecuentes y molestos. Algunos de estos efectos adversos son: sequedad de boca, visión borrosa, retención de orina, estreñimiento, aumento de peso, hipotensión ortostática o somnolencia.
A pesar de la elevada eficacia antidepresiva, la aparición de estos graves efectos secundarios obligaba a seleccionar cuidadosamente a los pacientes que podían beneficiarse de un tratamiento antidepresivo. En el caso de los IMAO, tenían que ser pacientes dispuestos a tolerar efectos adversos y a hacer una dieta muy estricta. Mientras que, los tricíclicos producían efectos secundarios con frecuencia y estaban contraindicados en personas con enfermedad cardiaca. Además, tanto los IMAO como los tricíclicos se caracterizaban por una elevada toxicidad y riesgo vital en sobredosis.
Ante la necesidad de encontrar un antidepresivo más seguro, la farmacéutica Eli Lilly sintetizó Fluoxetina en 1972. Durante 15 años a partir de ser sintetizada en los laboratorios tuvo lugar un complejo y prolongado proceso de desarrollo, investigación y aprobación regulatoria. En 1987 fue comercializado bajo el nombre comercial de Prozac. En la década siguiente, se sintetizaron el resto de ISRS: Sertralina (1991), Paroxetina (1992), Fluvoxamina (1994), Citalopram (1998) y Escitalopram (2002).
La mayor seguridad de los ISRS en comparación con los tricíclicos y los IMAO se debe a la selectividad sobre la neurotransmisión serotoninérgica, que es la principal responsable de cuadros clínicos como la depresión mayor, la ansiedad, el estrés postraumático, los atracones de comida o el trastorno obsesivo-compulsivo. Disponer de fármacos tan selectivos sobre la recaptación de serotonina evita buena parte de los efectos secundarios que tenían los antidepresivos anteriores, que no eran selectivos y actuaban también sobre otros sistemas de neurotransmisión (colinérgico, histaminérgico y adrenérgico), responsables de buena parte de sus efectos secundarios.
Los ISRS, entre los que se incluye la Fluoxetina, se consideran seguros no solo por su bajo perfil de efectos secundarios, sino también por su bajo riesgo de toxicidad severa, incluso tras una sobredosis.
Para que sirve la Fluoxetina
La Fluoxetina es un antidepresivo muy versátil y sirve para tratar distintos síntomas y trastornos mentales. Como todos los medicamentos, tiene unas indicaciones “oficiales”, recogidas en su ficha técnica, que son las que han demostrado eficacia y seguridad en los ensayos clínicos aprobados por las agencias reguladoras.
Sin embargo, en la práctica clínica, los profesionales a veces utilizamos ciertos fármacos en situaciones no incluidas en esa ficha técnica. Esto se llama “uso fuera de indicación” u “off-label”. Estos usos no son experimentales y no usan a los paciente como conejillos de indias. Por el contrario, los usos off-label se basan en la evidencia científica, la experiencia acumulada y en la analogía con otros tratamientos similares, pero no cuentan con la aprobación formal para esa indicación concreta.
Indicaciones de Fluoxetina según ficha técnica
La ficha técnica de la Fluoxetina (Prozac) establece que el fármaco está indicado para el tratamiento en adultos de:
La ficha técnica también indica que en niños mayores de 8 años y en adolescentes, Fluoxetina está indicada, en episodios depresivos de moderados a graves, cuando no ha habido respuesta adecuada a la terapia psicológica tras 4-6 sesiones.
Indicaciones de Fluoxetina fuera de ficha técnica
Hemos visto que Fluoxetina tiene indicación en ficha técnica para tres trastornos en adultos y uno en niños y adolescentes. Lo curioso es que fuera de ficha técnica (off-label) es todavía más versátil y se utiliza en múltiples trastornos psiquiátricos y emocionales, además de en otros contextos médicos:
Trastorno disfórico premenstrual (TDPM): es uno de los usos off-label más comunes; en algunos países está aprobado. Ayuda a reducir la irritabilidad y la inestabilidad emocional en los días previos a la menstruación.
Trastorno por atracón: desde mi experiencia como psiquiatra (Dr. David López) está es la indicación fuera de ficha técnica con mejores resultados por su efectos sobre la impulsividad sobre los atracones y control del apetito.
Algunos trastornos de ansiedad, como: Trastornos de ansiedad generalizada, Trastorno de ansiedad social y Trastorno de pánico. En estos tres casos, la Fluoxetina se debe utilizar con cuidado porque puede incrementarse la ansiedad en los primeros días de tratamiento. Para evitar este aumento de ansiedad inicial, se recomienda iniciar con una dosis menor a la habitual e incrementar la dosis poco a poco. Para ser más concretos, en lugar de 20 mg al día, se recomienda tomar 5mg al día y subir poco a poco, según tolerancia.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT): aunque otros ISRS tienen indicación oficial, se usa por analogía terapéutica. También debemos tener cuidado en los primeros días porque puede incrementarse la ansiedad o aparecer insomnio.
Trastorno límite de la personalidad (TLP): para modular impulsividad o síntomas afectivos (aunque la evidencia de utilizar medicación en el TLP es limitada).
Fibromialgia o síndrome de fatiga crónica: ayuda en el manejo del componente depresivo o ansioso de estas complejas enfermedades.
Enfermedades psicosomáticas o síndromes funcionales (colon irritable, cefalea tensional), para mejorar la modulación del dolor y el ánimo.
Obesidad o control del peso, especialmente cuando está asociada a ansiedad, depresión o ingestas compulsivas. La Fluoxetina tiende a reducir la apetencia por los hidratos de carbono.
Cómo se recomienda tomar Fluoxetina
Nombres comerciales
En España, la Fluoxetina se comercializa como medicamento genérico (bajo las siglas EFG) y con distintos nombres comerciales. El nombre comercial original es Prozac ®, otros nombres comerciales son: Luramon ®, Fluoxetina Almus ®, Fluoxetina Aurovitas ®, Fluoxetina Cinfa ®, Fluoxetina Kern Pharma ®, Fluoxetina Normon ®, Fluoxetina Teva-Ratiopharm ®, Fluoxetina Viatris ®, Fluoxetina VIR ®.
Presentaciones
La Fluoxetina se comercializa en comprimidos masticables de 20mg y en cápsulas de 20mg (que se deben tragar con agua). Existen cajas con un número variable de comprimidos: 14, 28, 30, 56 y 60mg.
Curiosamente, desde el 10 de septiembre de 2025 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) revocó la comercialización de Prozac ®, que había sido autorizada el 1 de septiembre de 1988. El motivo de la revocación de la comercialización no ha sido por problemas de seguridad, sino por una cuestión de precio de venta al público. Prozac ® se vendía a un precio mayor que las fluoxetinas genéricas y dejó de ser financiado por el sistema nacional de salud.
Dosis recomendada
La dosis recomendada de Fluoxetina es entre 20 y 80 mg al día, aunque la mayoría de pacientes responden bien a una dosis de 20 a 40 mg al día. Las dosis más elevadas (60-80mg al día) suelen ser necesarias en personas con TOC o con bulimia, ya que la eficacia sobre las ideas obsesivas y el control de los atracones se obtiene a dosis mayores que las antidepresivas (20-40mg/día).
Si olvidas una toma de Fluoxetina, lo mejor es tomarla en cuanto te des cuenta. Si ha pasado ya un día, no tomes una dosis doble para compensar el olvido del día anterior. Eso sí, procura acordarte de tomar a tiempo las dosis restantes.
Horario recomendado
La Fluoxetina es un medicamento que se recomienda en una o dos dosis al día, preferiblemente una única dosis por la mañana.
El motivo de que se recomiende tomar por la mañana es porque es un antidepresivo activador, lo cual quiere decir que suele aumentar los niveles de energía, el nivel de alerta y la motivación para hacer cosas. Esta es una característica compartida con la mayoría de los antidepresivos ISRS, pero Fluoxetina tiene la particularidad de ser más activador que el resto. Su carácter activador puede ser beneficioso en depresiones con apatía o enlentecimiento psicomotor. Por el contrario, tiene como inconveniente que puede provocar insomnio, especialmente si la dosis se se administra por la tarde o por la noche.
Cuando la dosis de Fluoxetina alcanza o supera los 60 mg al día, se recomienda repartir la dosis en dos tomas: desayuno y comida. Como decía anteriormente, es importante evitar administrar Fluoxetina por la noche, ya que puede provocar insomnio.
Si olvidas una dosis de Fluoxetina
Si olvidas una toma de Fluoxetina, lo mejor es que la tomes lo antes posible. Si es ya tarde y te ha provocado insomnio en otras ocasiones, quizás es mejor que dejes pasar esa toma y al día siguiente la tomes con normalidad. No tomes dosis doble después de haber olvidado una toma e intenta acordarte los días siguientes.
Duración del tratamiento con Fluoxetina
La duración de un tratamiento con Fluoxetina puede ser muy variable, desde unos pocos meses a tratamientos indefinidos. Lo que sí sabemos es que una vez que se produce una mejoría clínica con la Fluoxetina, es muy importante mantener el tratamiento un tiempo suficiente para que los efectos perduren en el tiempo. Esto es lo que conocemos como tratamiento de mantenimiento, frente al tratamiento en fase aguda.
La duración del tratamiento de mantenimiento con Fluoxetina depende del diagnóstico, gravedad y duración de los síntomas, número de episodios previos, respuesta a tratamientos previos, presencia de efectos adversos, combinación o no con psicoterapia y preferencia del paciente. Resulta intuitivo que los casos con síntomas más graves, persistentes y recurrentes es más probable que se beneficien de un tratamiento antidepresivo más prolongado. En algunos casos, cuando los episodios de una enfermedad han sido muy invalidantes y recurrentes a lo largo de la vida de una persona, es posible que sea conveniente valorar un tratamiento por una duración indefinida.
En cambio, una persona que haya respondido bien al tratamiento con Fluoxetina en su primer episodio, que además ha combinado el tratamiento farmacológico con psicoterapia y que ha realizado cambios saludables en su estilo de vida, tiene más probabilidades de seguir encontrándose bien tras la suspensión de la Fluoxetina.
En general, tras un primer episodio, lo habitual es que el tratamiento con Fluoxetina dure entre 9 y 18 meses.
Cuándo empieza a hacer efecto la Fluoxetina
Una limitación del tratamiento antidepresivo es la demora en el inicio de acción. Por término medio, la Fluoxetina tarda de dos a tres semanas en empezar a hacer efecto. Este retraso en el comienzo de acción es común a todos los demás antidepresivos utilizados comúnmente y es, como decíamos, una limitación muy importante de estos tratamientos. Esta demora se debe al mecanismo de acción de los antidepresivos y no se puede acelerar tomando más dosis diaria. De hecho, es habitual que los primeros días de tratamiento se recomiende tomar una dosis menor a la terapéutica, con el objetivo de reducir las posibilidades de que aparezcan efectos secundarios.
A esta demora en el inicio de acción de los efectos antidepresivos hay que sumar que la mayoría de los efectos secundarios aparecen en los primeros días de tratamiento. Aunque estos efectos adversos iniciales (generalmente: aumento de la ansiedad, náuseas, malestar gastrointestinal y dolor de cabeza) tienden a desaparecer en la primeras dos semanas, el paciente tiene que mostrarse muy paciente porque puede ser que se encuentre peor al principio.
Mi recomendación es siempre la de informar al paciente de ambas realidades: inicio demorado del efecto antidepresivo y mayor probabilidad de efectos adversos en los primeros días. De esta manera, se prepara para asumir encontrarse un poco peor en los primeros días e ir encontrándose mejor tras las dos primeras semanas.
Entendiendo lo complicado que es pedir paciencia a alguien que está sufriendo, se están investigando antidepresivos cuyo inicio de acción sea más rápido, como por ejemplo la Esketamina. Otras modalidades de tratamiento, como la psicoterapia, pueden ser incluso más lentas y necesitar más semanas para notarse un efecto. Esto no significa que la medicación sea mejor opción que la terapia, solo estoy señalando una diferencia entre las dos.
Combinación de Fluoxetina con psicoterapia
La combinación de Fluoxetina con psicoterapia puede ser una excelente opción en muchos pacientes. Por supuesto, cada caso debe evaluarse cuidadosamente y establecer un plan de tratamiento individualizado con el paciente. Psicoterapia y medicación pueden tener objetivos distintos, complementarios en muchos casos, y actuar sinérgicamente. En otros casos, puede que una de las dos modalidades de tratamiento esté más indicada o disponible que la otra.
Patologías como la depresión mayor, el trastorno obsesivo compulsivo, la bulimia nerviosa o el trastorno por atracón, responden muy bien al tratamiento combinado. En muchos casos, la medicación antidepresiva y la psicoterapia comparten primer puesto en las recomendaciones que hacen las guías de práctica clínica nacionales e internacionales.
Fin del tratamiento con Fluoxetina
Cuándo se suspende un tratamiento con Fluoxetina
En general, hay tres situaciones en las que debe suspenderse un tratamiento con Fluoxetina:
Si aparece un efecto secundario grave, lo cual es muy infrecuente.
Cuando no ha habido respuesta tras 4-6 semanas de tratamiento o al incrementar la dosis.
Al finalizar el tratamiento cuando este ha sido completado y se han cumplido los objetivos propuestos.
En cualquier caso, la suspensión del tratamiento debe realizarse bajo la supervisión de un médico. Debes consultar con tu médico cualquier efecto secundario que notes y que te haga dudar si quieres seguir tomando el tratamiento. Al igual que cuando te empieces a encontrar mejor y pienses que ya no lo necesitas. Sabemos que suspender prematuramente la Fluoxetina puede provocar una recaída, lo que supondría volver a empezar otra vez desde el principio.
Si no estás seguro de si quieres seguir tomando Fluoxetina, háblalo con tu médico, seguro que te puede resolver tus dudas y podéis encontrar una solución juntos. Es posible que se pueda hacer un ajuste de dosis, cambiar la hora de la toma de la medicación o, si fuera necesario, cambiar el tratamiento. No te quedes con la duda: ¡pregunta!
Cómo interrumpir el tratamiento con Fluoxetina
Cuando acuerdes con tu médico terminar el tratamiento con Fluoxetina debes tener en cuenta algunas cuestiones que vamos a explicar ahora.
La Fluoxetina tiene una vida media muy larga (tarda mucho en eliminarse del organismo) y esto es una ventaja porque evita la aparición de un síndrome de retirada. El síndrome de retirada de un antidepresivo consiste en la aparición de una serie de síntomas incómodos (como mareo, náuseas, irritabilidad o la sensación típica de “descargas eléctricas” en la cabeza) unos días después de discontinuar el tratamiento. En la mayoría de antidepresivos de la familia de los ISRS, estos síntomas de discontinuación aparecen a las 48-72 horas de discontinuar el antidepresivo. Sin embargo, con la Fluoxetina es muy improbable que aparezca estos síntomas y, de aparecer, suelen ser en la segunda semana después de la discontinuación.
Otra ventaja de la larga vida media de la Fluoxetina (tiene hasta una semana de vida media) es que si un día olvidas una toma o un fin de semana sales de viaje y olvidas tu medicación, no notarás los síntomas de discontinuación, como puede ocurrir con otros antidepresivos como la Paroxetina o la Venlafaxina.
Por último y no menos importante, cuando se termina un tratamiento antidepresivo es muy importante observar el estado de ánimo en las semanas siguientes. Si notaras un empeoramiento progresivo de tu estado de ánimo unas semanas después de la interrupción del tratamiento, te recomiendo que consultes con tu médico ya que podría tratarse de una recaída.
Cambio por otro antidepresivo
Cuando el tratamiento con Fluoxetina ha resultado ineficaz o aparecen efectos adversos indeseables e intolerables, se puede plantear un cambio por otro antidepresivo o, dependiendo del problema principal, utilizar otra modalidad de tratamiento, como la psicoterapia.
Elegiremos el antidepresivo en función de si se han ensayado previamente otros tratamientos, de las características clínicas del paciente y de los efectos secundarios que han aparecido con Fluoxetina. Si la causa del cambio es esta última, se deberá elegir un antidepresivo que tenga menos probabilidad de presentar ese efecto adverso. Lo ideal es que esto lo trate un psiquiatra.
Efectos secundarios de la Fluoxetina
Los efectos secundarios de la Fluoxetina suelen ser leves y transitorios, y más frecuentes durante la primera semana de tratamiento. Dado que la mayoría de los efectos adversos ocurren en los primeros días y tienen que ver con su perfil activador, vamos a explicar algunos trucos para evitarlos. Por el contrario, existen algunos efectos secundarios que son más persistentes y que no van a ser fáciles de evitar cuando aparezcan.
Los primeros días con Fluoxetina
Como hemos comentado anteriormente, los primeros días de tratamiento con Fluoxetina pueden ser complicados. Es lógico que el paciente tenga muchas expectativas puestas en el tratamiento y esté impaciente por encontrarse mejor. Sin embargo, en los primeros días no se espera una mejoría clínica y, además, podrían aparecer algunos efectos secundarios. Afortunadamente, estos efectos secundarios suelen estar en el rango de leves-moderados. Algunos de ellos son: náuseas, malestar gastrointestinal, dolor de cabeza, aumento de la ansiedad, insomnio, pérdida de apetito o mareo. Es muy probable que aparezca alguno de estos efectos secundarios, pero no todos; también es posible que no aparezca ninguno.
La Fluoxetina es un antidepresivo activador que puede incrementar los niveles de ansiedad al comienzo del tratamiento, o inducir insomnio . Este efecto “paradójico” de incremento de la ansiedad suele desaparecer en dos a tres semanas hasta que el paciente va progresivamente encontrándose más tranquilo y mejor de lo que estaba al comienzo del tratamiento. Por este motivo, yo suelo evitar Fluoxetina en pacientes que tengan mucha ansiedad o insomnio antes de empezar a tomar el tratamiento, aunque si se busca controlar el apetito podría ser la mejor opción disponible.
Cómo evitar los efectos secundarios de Fluoxetina
Para evitar los efectos adversos iniciales de la Fluoxetina, especialmente aumento de la ansiedad y náuseas, suelo plantear un inicio progresivo: tomando una dosis menor en los primeros días. Recomiendo tomar un cuarto o media pastilla durante la primera semana e ir aumentando gradualmente hasta llegar al comprimido entero, que es la dosis mínima eficaz. También recomiendo tomar el comprimido después del desayuno en los primeros días para que la absorción del fármaco sea más lenta y mitigue los posibles efectos secundarios.
Fluoxetina y benzodiacepinas
Resulta una práctica habitual prescribir Fluoxetina con benzodiacepinas (ansiolíticos/tranquilizantes) para compensar el incremento de ansiedad esperable al iniciar la Fluoxetina. Personalmente, no me gusta mucho la opción de prescribir benzodiacepinas preventivamente ya que pueden provocar a su vez otros efectos indeseables (como somnolencia, problemas de concentración y de coordinación). En personas mayores, las benzodiacepinas pueden ser especialmente peligrosas. Esto no significa que no prescriba nunca benzodiacepinas, ya que pueden ser muy útiles, pero prefiero evitarlas y prescribirlas solo cuando sea estrictamente necesario.
Si hay una situación de ansiedad o insomnio grave que requieren una actuación inmediata, las benzodiacepinas pueden ser una buena opción por un periodo breve (idealmente a inferior a 4 semanas) y hasta que empiece a efecto el antidepresivo. En general, prefiero evitarlas e iniciar la Fluoxetina con una dosis más baja o utilizar otro antidepresivo menos activador.
Efectos secundarios más frecuentes
Como decíamos anteriormente, los efectos secundarios de la Fluoxetina suelen ser leves o transitorios, y aparecen especialmente durante las primeras semanas de tratamiento. Los efectos adversos frecuentes, que pueden afectar hasta 1 de cada 10 personas, son:
🧠 Sistema nervioso central:
Insomnio o “sueños vívidos”.
Nerviosismo o ansiedad.
Inquietud o falta de concentración.
Cefalea.
Fatiga o mareo.
Visión borrosa.
🍽️ Aparato digestivo:
Náuseas.
Diarrea.
Pérdida de apetito o pérdida de peso.
Sequedad de boca.
🧍♂️ Otros:
Sudoración excesiva.
Temblor fino.
Latidos rápidos.
Bostezos.
Erupción en la piel.
Disminución de la libido o disfunción sexual.
Indiferencia emocional.
Efectos secundarios más persistentes
Los dos efectos secundarios más persistentes, no graves, y que pueden influir en la adherencia al tratamiento son: la disfunción sexual y la indiferencia emocional.
Es habitual que la Fluoxetina provoque disfunción sexual, al igual que otros muchos medicamentos, y agravando la que posiblemente ya existía de antes. Recordemos que uno de los síntomas de la depresión y la ansiedad es la disminución del deseo sexual. En concreto, el tratamiento con Fluoxetina puede provocar disminución de la libido sexual y disfunción sexual (anorgasmia en la mujer y eyaculación retardada en el hombre).
La indiferencia emocional secundaria a Fluoxetina afecta a alrededor de un 50% de personas tratadas prolongadamente con antidepresivos de la familia de los ISRS. Se conoce también como embotamiento emocional o emotional blunting. Consiste en provocar en el paciente la sensación de que sus emociones están embotadas o aplanadas, percibiendo un distanciamiento o anestesia emocional: “como si todo me diera igual”. Esto puede ser considerado como un efecto negativo para muchas personas, aunque para otras sea algo positivo. Aproximadamente, la mitad de las personas lo consideran negativo y la otra mitad, positivo.
Efectos secundarios graves
Los efectos secundarios graves son raros con la Fluoxetina, pero tienen una importante relevancia clínica y es necesario conocerlos.
Existen dos efectos secundarios graves con Fluoxetina que los psiquiatras tenemos que tener muy presentes:
Aparición o aumento de ideación suicida. Este efecto secundario ha sido muy controvertido y es uno de los principales motivos por los que los antidepresivos han sido muy criticados. Sin querer entrar en mucha polémica y respetando distintos puntos de vista, voy a dar una visión lo más neutra posible sobre las conclusiones a las que se han llegado al estudiar esta cuestión tan relevante para la práctica clínica. Los antidepresivos reducen el riesgo de suicidio pero, en personas que ya han tenido ideas de suicidio o en jóvenes (<25 años), tanto al inicio del tratamiento o al cambiar la dosis, puede aumentar o aparecer ideación suicida. Este hecho debe tenerse muy en cuenta e informar a los jóvenes que empiecen un tratamiento antidepresivo y a sus familias, recomendando acudir al servicio de urgencias inmediatamente si aparecen pensamientos suicidas. En la ficha técnica de Fluoxetina, este efecto adverso está considerado como “poco frecuente (puede afectar hasta 1 de cada 100 personas)”.
Viraje a manía. En algunas personas que comienzan un tratamiento con Fluoxetina u otros antidepresivos para tratar un episodio depresivo mayor, puede ocurrir un fenómeno conocido como viraje a manía. Esto sucede cuando, tras iniciar el tratamiento, el estado de ánimo cambia bruscamente de depresión a todo lo contrario: euforia, irritabilidad o aumento anómalo de la energía y la actividad.
El trastorno bipolar es una condición en la que, a lo largo de la vida, se alternan episodios depresivos con episodios de exaltación del estado de ánimo, denominados manía o hipomanía según su intensidad. Con frecuencia la primera manifestación de la enfermedad es en forma de episodio depresivo, sin dar opción a saber si esa persona sufrirá un único episodio depresivo, múltiples episodios depresivos o un trastorno bipolar. Solo con el tiempo, si apareciera un episodio de exaltación del ánimo, se podría confirmar que se trata de un trastorno bipolar.
En definitiva, cuando administramos Fluoxetina (u otro antidepresivo) para tratar un episodio depresivo, el medicamento podría inducir un episodio maniaco o hipomaníaco si, en realidad, el paciente tiene un trastorno bipolar. Por este motivo, es fundamental realizar un seguimiento clínico estrecho durante las primeras semanas de tratamiento y vigilar si aparecen signos de: irritabilidad, euforia, disminución de la necesidad de dormir o un mayor interés por el sexo (hipersexualidad).
Otros efectos secundarios graves y raros (que afectan a 1/1.000 y 1/10.000 personas tratadas) descritos con la Fluoxetina son: hiponatremia, sangrados, convulsiones, riesgo de arritmias, hepatitis o reacciones cutáneas graves. La mayoría de ellos, además de raros, suelen aparecer cuando se administra conjuntamente con otro fármaco que potencialmente pueda producir los mismos efectos adversos. Por este motivo es muy importante vigilar las interacciones medicamentosas y reducir en lo posible el número de fármacos administrados. Por ejemplo, el riesgo de sangrado aumenta considerablemente cuando la Fluoxetina se administra junto con AINE’s (especialmente Ketoroloaco, Piroxicam) o AAS (Aspirina).
Riesgos y mitos sobre la Fluoxetina
Hemos hablado abiertamente de los efectos adversos de la Fluoxetina, comentando que los efectos secundarios más frecuentes ocurren al principio del tratamiento y son pasajeros, salvo la disfunción sexual que suele ser persistente. Sin embargo, hay ciertos efectos adversos que se atribuyen a la Fluoxetina que no siempre son ciertos. En muchas ocasiones, estos mitos vienen de otros grupos de fármacos distintos, que sí producen esos efectos, y que suelen ser prescritos junto con Fluoxetina, como las benzodiacepinas.
Desmontar los mitos sobre la Fluoxetina es muy importante porque facilita a los pacientes tomar decisiones informadas sobre su salud.
Fluoxetina sirve para dormir
La Fluoxetina no sirve para dormir; es un antidepresivo activador que puede empeorar el sueño los primeros días. Es cierto que, con el tiempo, a medida que mejore el episodio depresivo o el TOC o el cuadro clínico que se esté tratando, podría mejorar secundariamente el insomnio, pero la Fluoxetina no actúa directamente mejorando el insomnio. Es más, en un cuadro clínico donde aparezca insomnio, este debe ser tratado independientemente.
Fluoxetina sirve para tratar la ansiedad
Que la Fluoxetina sirva para tratar la ansiedad es una verdad a medias. La Fluoxetina no tiene indicación clínica en ficha técnica para tratar la ansiedad, pero se utiliza por analogía terapéutica con otros ISRS que sí han demostrado eficacia. Quizás deberían utilizarse antes otros antidepresivos que sí tengan esta indicación. Sin embargo, si estamos hablando de la ansiedad por la comida, aquí la Fluoxetina puede ser muy eficaz en la reducción del apetito, reducción en la pérdida de apetencia por los hidratos de carbono, disminución de atracones y pérdida de peso.
La Fluoxetina engorda
La Fluoxetina no engorda, y si lo hace es a muy pocos pacientes. En general, la Fluoxetina es uno de los antidepresivos más útiles para tratar la ingesta compulsiva de comida porque reduce el apetito, ayuda a controlar el impulso en los atracones y suele provocar bajar de peso. Sin embargo, otros antidepresivos, como la Paroxetina o la Mirtazapina, sí pueden engordar.
La Fluoxetina, adelgaza. Los efectos se notan en las primeras semanas y suele ser un efecto dosis dependiente, es decir, a mayor dosis, más adelgaza. Ahora bien, no debe utilizarse como fármaco para adelgazar, sino para el tratamiento de cuadros clínicos complejos como el trastorno por atracón o la bulimia nerviosa.
La Fluoxetina da sueño
La Fluoxetina es muy raro que dé sueño. Es un antidepresivo activador que peca de activar demasiado y aumentar la ansiedad y empeorar el insomnio en los primeros días. Es poco frecuente que una persona que tome Fluoxetina se sienta con somnolencia por el día o después de tomarla. Lo más habitual es que esta somnolencia la provoquen las benzodiacepinas (Lexatin, Orfidal) que se suelen administrar conjuntamente. Sin embargo, es muy frecuente que la Fluoxetina dé bostezos. Este efecto secundario no es porque produzca somnolencia, sino que es porque actúa directamente en una región del cerebro que regula el bostezo e induzca el reflejo de bostezar.
La Fluoxetina cambia la personalidad
Los fármacos antidepresivos no tienen el propósito de cambiar la personalidad de una persona, en absoluto es esta su finalidad. De hecho, ninguno ha logrado ser aprobado para el tratamiento de los trastorno de personalidad. Sin embargo, es cierto que sufrir un trastorno mental crónico afecta inevitablemente a las conductas de una persona. Puede confundirse el efecto del fármaco con los síntomas de la enfermedad que está tratando.
La Fluoxetina no cambia la personalidad; sin embargo, puede producir lo que conocemos como indiferencia emocional cuando se utiliza a largo plazo. Este es uno de los motivos, junto con la disfunción sexual, que lleva a muchas personas a querer suspender el tratamiento.
Tanto la indiferencia emocional como la disfunción sexual son efectos secundarios que pueden mejorar reduciendo la dosis y que desaparecen al suspender el tratamiento. Si sufres alguno de estos dos efectos secundarios, habla con tu médico para ver qué medida se puede adoptar. También existen antidepresivos más modernos, como Vortioxetina, que producen menos disfunción sexual y menos indiferencia emocional que la Fluoxetina y que otros ISRS.
La Fluoxetina es adictiva o produce dependencia
La Fluoxetina no es adictiva ni produce dependencia.
Las sustancias adictivas crean tolerancia, lo que implica tener la necesidad de consumir cantidades cada vez mayores de sustancia para experimentar los mismos efectos que antes se obtenían con dosis menores. La dosis de Fluoxetina no tiene que incrementarse gradualmente a lo largo del tiempo; sin embargo, sí debe regularse hasta encontrar la dosis ideal, como con cualquier otro fármaco.
Otra característica de las sustancias adictivas es el síndrome de abstinencia que aparece al dejar de consumir la sustancia. Los antidepresivos como la Fluoxetina no producen un síndrome de abstinencia, aunque algunas personas pueden confundir el síndrome de retirada de los antidepresivos con el síndrome de abstinencia de las sustancias adictivas y concluir que los antidepresivos son adictivos. En concreto, como hemos comentado anteriormente, la larga vida media de la Fluoxetina hace que el síndrome de retirada a la Fluoxetina sea muy poco frecuente.
Si tomo Fluoxetina, la tengo que tomar el resto de mi vida
Tomar un antidepresivo como Fluoxetina, no implica tener que tomarla indefinidamente. La duración del tratamiento con Fluoxetina va a depender de la patología que estemos tratando, de la intensidad de los síntomas, del número de episodios previos, de la respuesta a la medicación, de la presencia de efectos adversos y de las preferencias individuales del paciente. Una vez cumplidos los objetivos marcados y haber respetado un periodo de tiempo suficiente para afianzar la mejoría, puede ser relativamente seguro retirar la medicación.
Tomar el antidepresivo no va a agravar la enfermedad ni te va a hacer sentir más enfermo, al revés, te puede ayudar a recuperar tu vida anterior más rápidamente.
Conocer a personas que llevan toda la vida tomando antidepresivos no significa que tú, por empezar a tomarlos, vayas a terminar igual. No sabemos si esas personas realmente han necesitado tomar el tratamiento durante tanto tiempo, si tienen una enfermedad crónica y recurrente (por tanto, sí los han necesitado) o si no han podido recurrir a otras opciones de tratamiento (como la psicoterapia). En cualquier caso, probablemente los problemas que hayas notado en esas personas (generalmente personas mayores) son debidos a la edad o a los efectos secundarios de las benzodiacepinas que suelen prescribirse conjuntamente. Algunos de los efectos secundarios de la utilización de benzodiacepinas a largo plazo son: somnolencia diurna, problemas de memoria y de concentración, apatía, desgana, desmotivación y, consecuentemente, aislamiento social. Estos síntomas podrían ser debidos también a la depresión o a la enfermedad mental, pero no diría que sean efectos secundarios de la Fluoxetina.
Interacciones medicamentosas
La Fluoxetina no tiene muchas interacciones medicamentos, pero hay algunas importantes que debemos mencionar:
Antidepresivos IMAO: Los antidepresivos de la familia de los IMAO (en desuso en la actualidad) no deben combinarse con otros antidepresivos, entre los que se incluye la Fluoxetina. Si una persona ha estado en tratamiento con IMAO, debe esperar dos semanas hasta poder tomar otro antidepresivo (Fluoxetina incluida).
Síndrome serotoninérgico: Puede aumentar su riesgo al combinar Fluoxetina con otros antidepresivos serotoninérgicos selectivos o no-selectivos (ISRS, IMAO, tricíclicos), litio, selegilina (para la enfermedad de Parkinson), tramadol (para el tratamiento del dolor), triptanes (para el tratamiento de las migrañas, hierba de San Juan o suplementos con triptófano.
Metoprolol: Medicamento utilizado para tratar la insuficiencia cardiaca y que, junto con Fluoxetina, puede aumentar el riesgo de enlentecimiento excesivo de los latidos del corazón.
Tamoxifeno: Tratamiento utilizado para el cáncer de mama. Es necesario hablar con el oncólogo y ginecólogo porque la Fluoxetina puede alterar los niveles en sangre de este medicamento y no se puede descartar que se reduzca su efecto.
Fenitoína: Fármaco utilizado para la epilepsia. Fluoxetina puede aumentar los niveles en sangre de este medicamento, por lo que el neurólogo debe tenerlo en cuenta para dosificar la Fenitoína con más cuidado y programar revisiones con niveles de fenitoína en sangre con más frecuencia.
Anticoagulantes, antiagregantes y AINEs: Estos medicamentos en combinación con Fluoxetina (u otros ISRS) pueden aumentar el riesgo de sangrado, especialmente digestivo o ginecológico.
Inhibición enzimática del citocromo CYP2D6: Fluoxetina es un inhibidor potente de este citocromo y puede aumentar los niveles en sangre de fármacos como: Carbamacepina (antiepiléptico), antidepresivos tricíclicos, Atomoxetina (tratamiento para el TDAH) y Risperidona (tratamiento para la Esquizofrenia).
Conclusiones sobre la Fluoxetina
La Fluoxetina es un antidepresivo activador de la familia de los ISRS. Sus casi 40 años en el mercado avalan su seguridad global y su eficacia. Como pionero entre los ISRS marcó un antes y un después en la seguridad del tratamiento de la depresión.
Además de sus propiedades antidepresivas, tiene efectos antiobsesivos y antiimpulsivos. Por lo que está indicada en el tratamiento de la depresión mayor, el TOC y la bulimia nerviosa. Fuera de indicación en ficha técnica, es un medicamento muy versátil que puede utilizarse para tratar enfermedades tan variadas como: síndrome disfórico premenstrual, trastorno por atracón, fibromialgia, trastornos de personalidad
Cuando comparamos Fluoxetina con otros antidepresivos de la misma familia, destaca su efecto anorexígeno, que ayuda a controlar el apetito y los atracones. Cualidad que destaca frente a otros antidepresivos que suelen engordar. Además, se puede administrar en un rango de dosis bastante amplio, entre 20 y 80 mg al día, con buena tolerabilidad. Otra ventaja de la Fluoxetina es que debido a su larga vida media, el riesgo de producir un síndrome de retirada o de discontinuación es muy bajo.
Por el contrario, la Fluoxetina puede no ser bien tolerada por todos. Es frecuente que al inicio del tratamiento provoque un aumento de la ansiedad, inquietud motora e insomnio, que resulta muy incómodo y puede ser causa de interrupción del tratamiento. Con el uso continuado del fármaco, los efectos secundarios que más preocupan a los pacientes son la disfunción sexual y la indiferencia emocional. Afortunadamente, hoy en día disponemos de alternativas terapéuticas a la Fluoxetina que no suelen producir estos efectos secundarios.
Por último, no debemos olvidar que la Fluoxetina, al igual que el resto de antidepresivos, es un medicamento sujeto a prescripción médica. El contenido de este artículo es meramente divulgativo e informativo. En ningún caso, sustituye a una valoración médica y no debe utilizarse para tomar decisiones sin consultar previamente con su médico.
Conoce al redactor del artículo
Otros artículos publicados sobre Fluoxetina en nuestro blog escritos por el Dr. David López, psiquiatra y autor de Hablemos de los psicofármacos:
La Fluoxetina (Prozac) es un antidepresivo que tras casi 40 años en el mercado sigue siendo uno de los más prescritos. Explico cuáles son sus particularidades, ventajas y riesgos frente a otros antidepresivos.