En las principales clasificaciones de trastornos mentales existe una categoría denominada Trastornos de la conducta alimentaria y de la ingestión de alimentos, que comúnmente se conoce con las siglas TCA. Esta categoría engloba trastornos muy conocidos como: Anorexia nerviosa, Bulimia nerviosa y Trastorno por atracón. Asimismo, también incluye otros trastornos menos conocidos como la pica, el trastorno de rumiación y el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos. A lo largo de este artículo, explicaremos cada uno de ellos y sus diferencias.

Los TCA se caracterizan por una alteración en la conducta de la ingesta de alimentos y por una preocupación excesiva por el peso y la constitución física. Estos patrones maladaptativos de alimentación repercuten negativamente en la salud física y en el funcionamiento psicosocial de la persona. En algunos casos, se pueden acompañar de otros trastornos mentales, como depresión, ansiedad, trastornos de personalidad o consumo de sustancias adictivas.

Los TCA son un problema de salud mental que pueden llegar a poner en peligro la vida de quien los sufre, especialmente en el caso de la anorexia. Por este motivo, es importante poder identificar estos problemas y buscar ayuda profesional, sobre todo entre los jóvenes.

 

Tipos de trastornos de la conducta alimentaria

Los TCA erróneamente se denominan también trastornos de la alimentación, trastornos alimenticios o trastornos alimentarios. El término correcto es el de Trastorno de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos. La anorexia y la bulimia son los tipos de trastornos de la conducta alimentaria más conocidos, fundamentalmente por su mayor prevalencia y gravedad. El trastorno por atracones es más frecuente que la anorexia y que la bulimia, aunque de menor gravedad. Existen también otros tipos de TCA menos conocidos y mucho menos frecuentes, que veremos a continuación.

 

Clasificación y definiciones de los TCA

Los TCA se clasifican y diferencian en función de su expresión sintomática.

  • Anorexia nerviosa: TCA más grave caracterizado por restricción de la ingesta energética con bajo peso, miedo intenso a engordar y alteración de la imagen corporal. Existen dos subtipos: restrictivo y con atracones/purgas. La gravedad se establece en función del peso corporal.

  • Bulimia nerviosa: atracones de comida recurrentes acompañados de comportamientos compensatorios inapropiados (vómitos autoinducidos, ayuno o abuso de medicamentos para perder peso).

  • Trastorno de atracones: episodios recurrentes de atracones sin la presencia de comportamientos compensatorios inapropiados.

  • Pica: ingestión de sustancias no nutritivas y no alimentarias.

  • Rumiación: regurgitación repetida de alimentos (en ausencia de enfermedad gastrointestinal) que se pueden volver a tragar, masticar o escupir.

  • Trastorno de evitación/restricción de ingesta de alimentos: fracaso reiterado en cumplir las necesidades nutritivas o energéticas individuales de la persona.

De los trastornos enumerados anteriormente, todos, salvo la pica son mutuamente excluyentes. Esto quiere decir que durante un episodio solamente puede asignarse uno de estos diagnósticos. Sin embargo, es muy frecuente que los pacientes migren de un diagnóstico a otro a lo largo del tiempo. Esto es, que un paciente diagnosticado de Anorexia nerviosa en la adolescencia puede desarrollar posteriormente, por ejemplo, una Bulimia nerviosa. Este fenómeno se conoce con el término de patoplastia y es muy frecuente en los trastornos mentales, especialmente en los TCA.

Resulta importante mencionar que la obesidad no está reconocida como un trastorno mental, aunque esté estrechamente relacionada con distintos trastornos mentales (trastorno por atracones, depresión mayor, esquizofrenia, trastorno bipolar, etc.). La obesidad es una enfermedad muy compleja, en la que influyen un abanico de factores genéticos, fisiológicos, conductuales y ambientales.

 

Síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria

Los síntomas de los TCA engloban toda una serie de patrones y conductas desadaptativas en torno a la ingesta de alimentos, así como alteraciones en la autopercepción (distorsión de la imagen corporal), preocupación excesiva por engordar y una indebida influencia del peso corporal en la autoevaluación.

A continuación, vamos a explicar los síntomas predominantes de cada uno de los TCA más comunes.

En la anorexia predomina la restricción voluntaria de la ingesta de alimentos, especialmente los que pueden ser más calóricos, que conduce a un peso significativamente bajo. Esta restricción de la ingesta se acompaña de un intenso miedo a ganar peso y de una alteración en la forma en que uno mismo percibe su peso o constitución. Hay un subtipo de anorexia que se acompaña de atracones y purgas (vómitos autoprovocados).

En la bulimia predominan los atracones de comida acompañados de vómitos autoprovocados, pero no suele haber bajo peso ni un intenso temor a ganar peso.

En el trastorno por atracones, los atracones no se acompañan de purgas ni de conductas compensatorias. Las personas suelen tener una incómoda sensación de pérdida de control tras los episodios de atracón con frecuente sentimiento de culpa.

Cuando hablamos de atracón, nos referimos a la ingesta de una excesiva cantidad de comida en un periodo aproximado de dos horas. Esta ingesta de comida normalmente se realiza sin masticar, sin degustar y con una sensación de falta de control sobre lo que se ingiere en ese momento.

En la pica se ingieren sustancias que no son nutritivas ni consideradas alimentos. Es un trastorno poco frecuente que puede aparecer en personas con discapacidad intelectual, con déficit de minerales (como hierro o zinc) y típicamente en mujeres embarazadas.

En el trastorno de rumiación se producen regurgitaciones repetidas de alimentos que, una vez regurgitados, se pueden volver a tragar, masticar o escupir.

 

Diferencias entre los TCA

Es frecuente que haya confusión entre los tres tipos principales de TCA: anorexia, bulimia y trastorno por atracones. Como decíamos anteriormente, cada uno de estos diagnósticos es mutuamente excluyente. Es decir, no se puede diagnosticar a la misma persona de dos o más de estos tres trastornos. Esto es porque uno de los criterios del trastorno por atracón en el DSM-5 es que los atracones no se produzcan en el curso de la bulimia o la anorexia nerviosa (criterio E). Asimismo, uno de los criterios diagnósticos de la bulimia nerviosa es que los síntomas no tengan lugar durante un episodio de anorexia nerviosa (criterio E). En definitiva, esto lo que implica es que hay una jerarquía diagnóstico en la que, por una parte, la anorexia nerviosa prevalece sobre la bulimia y el trastorno por atracones. Y, por otra, la bulimia nerviosa prevalece sobre el trastorno por atracones.

 

Diferencias entre anorexia y bulimia nerviosa

Tanto en la anorexia como en la bulimia se pueden producir atracones de comida como conductas compensatorias (vómito autoinducido, ejercicio excesivo, abuso de laxantes y diuréticos. En la bulimia tanto los atracones como las conductas compensatorias son predominantes en el cuadro clínico, frente a la anorexia en la que pueden no existir ni atracones ni conductas compensatorias (subtipo restrictivo). En el subtipo atracones/purgas de la anorexia sí aparecen atracones y conductas compensatorias, como en la bulimia. Por tanto, la diferencia principal entre la bulimia y la anorexia subtipo atracones/purga es el bajo peso corporal asociado a una reducción de la ingesta energética que aparece en la anorexia. Por tanto, las personas con anorexia deben necesariamente tener bajo peso, mientras que las personas con bulimia suelen tener un peso normal. El miedo intenso a ganar peso o a engordar va a estar presente en los dos trastornos, pero va a ser mucho más intenso en la anorexia. Por último, en la anorexia aparece una alteración en la percepción de la imagen corporal en lo que respecta al propio peso y a la constitución, que no está presente en la bulimia.

 

Diferencias entre bulimia nerviosa y trastorno por atracones

Tanto en la bulimia nerviosa como en el trastorno de atracones aparecen -como su propio nombre indica- episodios frecuentes de atracones (al menos uno a la semana durante un periodo de tres meses). La principal diferencia es que en la bulimia nerviosa los atracones se acompañan de comportamientos compensatorios inapropiados (vómito autoprovocado, abuso de laxantes, abuso de diuréticos, ayuno o ejercicio físico excesivo). En el trastorno por atracones no aparecen estas conductas compensatorias. Las personas con bulimia nerviosa suelen presentar un peso normal (normopeso), mientras que las personas con trastorno por atracones tienen un alto riesgo de desarrollar obesidad o sobrepeso.

 

Diagnóstico de los trastornos de la conducta alimentaria

El diagnóstico de un TCA se realiza mediante una entrevista clínica que, en muchos casos, se acompaña de otras pruebas complementarias. El control del peso y el cálculo del índice de masa corporal (IMC) es fundamental para establecer la gravedad de la anorexia y para poder evaluar la eficacia de los tratamientos implementados. La evaluación a nivel médico con una analítica completa también permite evaluar la repercusión del TCA en la salud física de las personas.

En algunas ocasiones, pacientes diagnosticados de trastornos de la conducta alimentaria pueden exhibir síntomas similares a los de las personas con trastornos por consumo de sustancias, como el ansia y el patrón de consumo compulsivo. Esta similitud aparece sobre todo en los TCA que cursan con atracones de comida. Es posible que esta semejanza sea indicativa de la implicación de los mismos sistemas neuronales, especialmente aquellos implicados en la regulación emocional, el autocontrol, la recompensa y la impulsividad.

 

Tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria

El tratamiento de los TCA es eminentemente psicoterapéutico, aunque también podemos apoyarnos en la medicación, consejo nutricional y tratamiento médico de las complicaciones. La medicación psicofarmacológica tiene más sentido en los trastornos que cursan con atracones, ya que existen algunos medicamentos que ayudan a mejorar este comportamiento. Sin embargo, las conductas de restricción de la alimentación, alteración de la imagen corporal e intenso temor a ganar peso no tienen un tratamiento farmacológico específico. En algunas ocasiones, la medicación pueden mejorar estos síntomas de forma indirecta cuando son secundarios o están influidos por otros trastornos mentales, como la depresión.

En casos excepcionales en los que la anorexia pueda comprometer la vida de un paciente, podría ser necesario su ingreso hospitalario, con el objetivo de recuperar su estado nutricional y la normalidad de las funciones biológicas esenciales. Estos ingresos suelen cursar en plantas de psiquiatría específicas con apoyo diario de otros especialistas (psicólogos clínicos, endocrinólogos, internistas, nutricionistas, enfermería especializada).

 

Pronóstico de los trastornos de la conducta alimentaria

El pronóstico de los TCA, así como su evolución, es distinta en función del tipo de TCA al que nos refiramos. Aún así, esta distinción puede ser un poco engañosa ya que, como hemos mencionado anteriormente, es frecuente que por el fenómeno de la patoplastia los pacientes evolucionen de un trastorno a otro.

En la anorexia, la evolución puede resultar muy variable. Los pacientes con mejor pronóstico son aquellos casos más leves asociados a un cuadro depresivo que mejoran al tratar la depresión. En general, el tipo restrictivo tiene peor pronóstico que el tipo atracones/purgas. Los estudios que engloban más pacientes nos dicen que un 25 % de los pacientes se recuperan, un 50 % mejoran hasta obtener un nivel funcionamiento bastante bueno y el otro 25 % tienen una evolución más complicada con un nivel de funcionamiento pobre y un bajo peso mantenido en el tiempo. La tasa de mortalidad de la anorexia es relativamente alta, con un 7 %, bien debido a complicaciones por el bajo peso o al riesgo de suicidio.

La bulimia nerviosa presenta tasas de recuperación parcial y completa más alentadoras que la anorexia. Es muy clara la mejoría de los pacientes que sí reciben tratamiento frente a los que no. Casi la mitad de los pacientes (40 %) logran una remisión completa, mientras que un 30 % siguen presentando conductas de atracones o purgas frecuentes. El consumo de sustancias comórbido se asocia a una peor evolución. La tasa de mortalidad es de un 2 %, claramente inferior a la de la anorexia.

En el trastorno por atracones puede haber una evolución hacia la obesidad mórbida en al menos un 3% de los pacientes.

 

Psiquiatra especialista en TCA

 

Psicólogas especialistas en TCA

 

Psicóloga especialista en Trastorno de la conducta alimentaria

 
 

Nutricionista especialista en TCA