Síntomatología del Trastorno obsesivo compulsivo

Puesto que el Trastorno obsesivo compulsivo consiste en la presencia de obsesiones y compulsiones, en primer lugar vamos a definir ambos términos, a ver cómo se experimentan en primera persona y cuáles son sus temáticas más frecuentes.

 

1. Obsesiones

 Definición de obsesión

Pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan, en algún momento durante el trastorno, como intrusas o no deseadas, y que en la mayoría de los sujetos causan ansiedad o malestar importante. El sujeto intenta ignorar o suprimir estos pensamientos, impulsos o imágenes, o neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto (es decir, realizando una compulsión).
— Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. DSM-5
 

Cómo se viven las obsesiones

Las obsesiones suelen ser percibidas por la persona que las sufre como carentes de sentido o excesivas, lo que supone que el paciente tiene conciencia de lo inadecuado e innecesario de estas obsesiones, que pueden ser en forma de pensamientos, impulsos o imágenes. A pesar de ello, no suelen ser capaces de librarse de estos pensamientos y se sienten incesantemente asediados por estas obsesiones. Es curioso resaltar que etimológicamente obsesión proviene de obsidere, que en latín significa “sitiar”.

 

Cuál es el contenido de las obsesiones

Normalmente, las obsesiones suelen ser pensamientos o imágenes incómodas que generan miedo, repulsa, ansiedad y un importante malestar. Comúnmente, se relacionan con temas de violencia, contaminación, desorden, inadecuación, peligro por la vida de uno y de sus seres queridos, dudas, pérdida de objetos y de contenido sexual (vividos con asco o vergüenza, no con placer).

Algunos ejemplos concretos serían:

  • Pensar que por tocar un pasamanos del metro se puede contraer una enfermedad infecciosa.

  • Pensamientos tabú.

  • Pensar que podemos hacer daño accidentalmente a alguien.

  • Tener el impulso de gritar en medio de un supermercado.

  • Ver una imagen mental de un ser querido atropellado.

  • Pensar que no hemos cerrado bien la puerta de casa y puede entrar un ladrón.

Como se puede observar, son experiencias que pueden llegar a ser muy desagradables, casi equiparables a las pesadillas, y pueden generar una ansiedad elevada.

 

Cómo evitar las obsesiones

Las personas que sufren un Trastorno obsesivo compulsivo no se sienten capaces de controlar sus obsesiones y de evitar que aparezcan. De hecho, es por ello que aparecen las compulsiones: actos repetitivos e intencionados que reducen transitoriamente la ansiedad y el malestar provocados por las obsesiones. Por ejemplo, el lavado de manos minucioso, repetitivo y sistemático calma la ansiedad producida por la idea de haberse contaminado el tocar un objeto considerado sucio o infectado.

En algunos casos, se desarrollan conductas de evitación. Es decir, se evitan determinadas actividades, lugares o personas para que no se vean inundados por las obsesiones. Por ejemplo, se puede evitar tocar con la mano descubierta un picaporte de una puerta para prevenir un supuesto contagio. Estas conductas no hacen más que empeorar el estado del paciente porque no evitan las obsesiones; es más, limitan la libertad y funcionalidad del paciente. Además, pueden llegar a considerarse conductas extravagantes por un observador externo. Por ejemplo, si alguien ve a un paciente abrir el picaporte con la manga del jersey para evitar que su piel contacte con lo que considera puede estar contaminado porque otras personas lo han tocado anteriormente.

Otras veces, se intentan ignorar las obsesiones. Lo cual puede suponer un importante esfuerzo por parte del paciente, ya que tienen que “aguantarse” la ansiedad que producen. En esta línea giran gran parte de las técnicas psicológicas para el TOC: en disuadir la ansiedad, no sucumbir a la compulsión y dejar de “alimentar” la obsesión para que desaparezca. Son técnicas muy eficaces, pero que deben ser instruidas por un profesional cualificado.

 

2. Compulsiones o rituales

 Definición de compulsión

Comportamientos (lavarse las manos, ordenar, comprobar las cosas) o actos mentales (rezar, contar, repetir palabras en silencio) repetitivos que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida. El objetivo de los comportamientos o actos mentales es prevenir o disminuir la ansiedad o el malestar, o evitar algún suceso o situación temida. Sin embargo, estos comportamientos o actos mentales no están conectados de una manera realista con los destinados a neutralizar o prevenir, o bien resultan claramente excesivos.
— Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. DSM-5
 

¿Qué son los rituales?

Con frecuencia utilizamos de forma indistinta los términos ritual y compulsión. En realidad, el ritual es cuando el paciente se acostumbra a tener un determinado comportamiento que sigue un patrón y orden preestablecido y que ha ido perfeccionando a lo largo de su vida, añadiendo nuevos elementos que hace el ritual cada vez más complejo e incrementa su duración. Por ejemplo, resulta frecuente que, antes de salir de casa, estos pacientes revisen distintos puntos de la casa en un orden y un número de veces establecidos. Lo deben hacer siguiendo un patrón concreto y, si lo incumplen, deberán empezar de nuevo. Estos rituales responden a una idea obsesiva previa, por ejemplo, el temor de que el gato se pueda escapar de la casa o le pueda pasar algo malo mientras el dueño no está. A veces llegan a estar tan instaurados en la vida de una persona, que pueden llegar a olvidar el motivo por el que empezaron a hacerlo.

Los rituales son comportamientos que siguen un patrón u orden establecido que se originaron para calmar una obsesión.

Los rituales se repiten una y otra vez porque los pacientes no se quedan tranquilos ni están suficientemente seguros de haber hecho lo suficiente para prevenir el daño, riesgo o peligro que les plantea la obsesión.

 

¿Cómo se viven las compulsiones?

Las compulsiones constituyen una imperiosa necesidad que surge en respuesta a las obsesiones. Las compulsiones logran un rápido e inmediato alivio de la ansiedad provocada por las obsesiones. Por ejemplo, la comprobación reduce la duda, el lavado alivia las preocupaciones de contaminación, acumular objetos compensa el miedo a perder objetos, evadir objetos cortantes serena el temor de hacer daño.

Las compulsiones suelen empezar de forma sutil y evolucionan hasta provocar un importante malestar, una gran dedicación de tiempo y una merma importante de la autoestima de quien las sufre. Por ejemplo, una persona que se lava las manos cada vez que toca algo del suelo, con el tiempo se lavará las manos cada vez que toque algo que ha podido tocar otra persona. Después tendrá que lavarse tres veces. Al cabo del tiempo, no le bastará con jabón y usará lejía y, además, no podrá secarse las manos con una toalla, sino que las dejará secar al aire. Todo ello conllevará unas importantes lesiones en los dorsos de las manos: es lo que se conoce como dermatitis de contacto por lavado frecuente de manos.

Las compulsiones terminan suponiendo un importante impedimento para la realización de actividades más productivas o de disfrute. Conllevan un desgaste físico, mental y emocional, además de ocupar una cantidad de tiempo significativa. Pueden llegar a ser varias horas al día las que dedica el paciente a sus compulsiones, lo que, en casos extremos, puede llegar a ser incompatible con el mantenimiento de una jornada laboral o con el cuidado de un hogar o de un hijo. Son síntomas, por tanto, muy limitantes.

Las personas con TOC suelen tener poca confianza en sus posibilidades, ya que no se ven capaces de enfrentarse a sus miedos (la mayoría en forma de obsesiones) y se sienten incapaces de afrontar proyectos complejos. Imaginad como alguien puede confiar en su valía si cada vez que sale de casa dedica 20 minutos a revisar y comprobar varias veces si ha cerrado bien el grifo del agua, la llave del gas, las ventanas y la puerta de la calle.

 

¿Cuáles son las compulsiones más frecuentes?

Como decíamos antes. las compulsiones pueden ser en forma de conductas o en forma de actos mentales. Veamos algunos de los ejemplos más habituales.

 

- Compulsiones conductuales

  • Lavarse las manos.

  • Ordenar objetos por formas o colores.

  • Comprobar cosas en la casa o en los bolsillos.

  • Evitar pisar las líneas del suelo.

  • Revisar el trabajo realizado.

  • Golpear algo un número determinado de veces.

  • Encender y apagar la luz un número determinado de veces.

 

- Compulsiones mentales

  • Rezar.

  • Contar.

  • Sumar números de matrículas.

  • Repetirse a uno mismo un mantra o unas palabras.

  • Pedirse perdón a uno mismo.

 

¿Existe el TOC con solo obsesiones o solo compulsiones?

La gran mayoría de los pacientes que tienen obsesiones tienen también compulsiones, y viceversa. Sin embargo, hasta un 5 % de los pacientes pueden tener o solo obsesiones o solo compulsiones. La mayoría de las veces que se piensa que un paciente solo tiene obsesiones es porque las compulsiones pasan por alto al ser solo compulsiones mentales y no conductuales. Hay pacientes que se esfuerzan por evitar que otras personas se percaten de sus compulsiones conductuales y solo presentan compulsiones mentales. Por el contrario, otras personas explican sus compulsiones conductuales y mentales desde su sistema de creencias (por ejemplo, rezando repetitivamente con un rosario).

Solo un 5 % de las personas con TOC tienen solo compulsiones o solo obsesiones.

En general, la manera de diferenciar una obsesión de una compulsión mental es el efecto que produce sobre la ansiedad del paciente: la obsesión incrementa la ansiedad y la compulsión, la alivia.